El liderazgo de la industria farmacéutica europea, uno de los principales pilares de la economía regional, podría estar en riesgo. Los posibles aranceles del Gobierno de Donald Trump y la falta de inversión en I+D están volviendo a las empresas del Viejo Continente menos competitivas frente a sus pares estadounidenses. Esta situación, sumada a la aparición de nuevos competidores tanto en China como en India, podría suponer una pérdida de cuota de mercado en las próximas décadas, como ya ha sucedido con la industria pesada y la automotriz. En este contexto, los expertos del sector advierten de que el bloque debe reaccionar o arriesgarse a perder el liderazgo en este negocio.
El Viejo Continente no solo cuenta con gigantes de la industria en países comunitarios como Novo Nordisk (Dinamarca), Sanofi (Francia), Bayer (Alemania) y AstraZeneca (Suecia y Reino Unido), sino también con grandes compañías suizas como Roche y Novartis que fortalecen el ecosistema regional. En 2024, las exportaciones de medicamentos y productos farmacéuticos de la UE aumentaron un 13,5% con respecto a 2023, alcanzando los 313.400 millones de euros, según Eurostat. En consecuencia, el superávit comercial de los Veintisiete en medicamentos y productos farmacéuticos alcanzó en ese año un total de 193.600 millones de euros, un récord histórico.
Alemania fue la mayor exportadora de productos medicinales y farmacéuticos a fuera la UE en 2024 (con 67.900 millones de euros), seguida de Irlanda (56.600 millones de euros) y Bélgica (41.400 millones de euros). El principal destino de los envíos de este tipo en 2024 fue Estados Unidos (38,2% del total o 119.800 millones de euros), seguido de Suiza (16,4%; con 51.300 millones de euros) y el Reino Unido (5,8%; 18.200 millones de euros).
Del otro lado, la mayor parte de las importaciones a la UE provino de Estados Unidos (38,3%; 45.900 millones de euros), Suiza (32,6%; 39.100 millones de euros) y el Reino Unido (7,3%; 8.700 millones de euros). En esta línea, la impredictibilidad del Gobierno estadounidense, que ahora contempla poner aranceles del 50% a la UE, supone un riesgo para el principal mercado extracomunitario del sector y para las sinergias transatlánticas. Recientemente, Dinamarca ya reportó una caída del 0,5% del PIB en el primer trimestre por las menores ventas de sus farmacéuticas.
“El elefante en la habitación de las empresas biofarmacéuticas en este momento son los aranceles. Hasta ahora, el sector parece haber salido relativamente indemne de los anuncios de la Administración estadounidense, pero esto no significa que no vayan a ser objeto de un mayor escrutinio”, opina John Lamb, director de inversiones de renta variable de Capital Group.
La supremacía europea está siendo atacada desde diferentes flancos, siendo la escalada arancelaria de Donald Trump el principal factor que podría poner en riesgo su liderazgo en el mediano plazo. Cabe recordar que, actualmente, esta industria representa alrededor del 5% del valor añadido a la economía de toda la industria manufacturera de la región (específicamente, más del 20% para Bélgica y Dinamarca según los últimos datos disponibles de la Comisión Europea). Asimismo, estos productos representan casi el 11% de las exportaciones de la UE, y en el bloque, alrededor de 937.000 personas trabajan directamente en este campo.
“Las políticas de Donald Trump tendrán repercusiones transfronterizas. Los posibles cambios en los precios, la normativa y las cadenas de suministro, junto con el aumento de la competencia, obligarán a las empresas europeas a adaptarse para mantener su competitividad a pesar de las políticas estadounidenses”, asegura Marie de Mestier, responsable de gestión de fondos de renta variable de gran capitalización de Crédit Mutuel Asse t Management.
En este contexto, la suiza Roche anunció recientemente que ampliará y modernizará sus capacidades de fabricación y distribución en las regiones estadounidenses de Kentucky, Indiana, Nueva Jersey, Oregón y California. De forma similar, Novartis reveló que planea invertir 23.000 millones de dólares en el país norteamericano para garantizar que sus medicamentos lleguen a este mercado.
“Sin duda, Europa se enfrenta a un reto. A raíz de los aranceles estadounidenses, las empresas farmacéuticas se han comprometido a aumentar su presencia de fabricación e I+D en EE UU, donde registran aproximadamente la mitad de sus ingresos. El mes pasado, una treintena de ejecutivos farmacéuticos enviaron una carta al presidente de la Comisión Europea advirtiendo de un posible éxodo si no mejoran la legislación y los precios”, indica Sebastien Malafosse, cogestor del EdR Healthcare de Edmond de Rothschild AM (EdRAM).
Las intenciones de Donald Trump de regular los precios en este sector dentro de su territorio también podrían ocasionar daño a las empresas europeas; puesto que compañías como Novo Nordisk, AstraZeneca, Roche, Novartis, GSK y Sanofi generan entre aproximadamente el 40% y el 60% de sus ingresos en Estados Unidos, según datos de la agencia Bloomberg. En esta línea, Marie de Mestier recuerda que a los posibles recortes de precios se une la incertidumbre sobre el alcance y el número de medicamentos que se verán afectados. “Por ende, es muy probable que la rentabilidad de las empresas farmacéuticas se vea erosionada de aquí a 2028 y recorten la financiación en I+D, crucial para el sector”, detalla la experta de Crédit Mutuel.
Otro problema que enfrenta el sector es el financiamiento de la innovación, un problema que ya fue abordado por el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en su informe sobre la competitividad de la Unión Europea presentado en septiembre de 2024, donde se enfatiza que, en las últimas dos décadas, la participación económica de la UE en la I+D farmacéutica mundial se mantuvo en torno al 20%, mientras que la de Estados Unidos se situó en el 40%.
Christian Bürger, senior advisor de Atradius, resalta que los indicadores financieros del sector en Europa son sólidos, pero alerta de que algunas pymes podrían enfrentarse a dificultades de financiación en el actual contexto. “Esto se debe a los elevados costes de I+D, la competencia, los continuos problemas en la cadena de suministro y la escasez de talento. Existe cierta preocupación sobre la competitividad internacional del sector farmacéutico europeo a largo plazo, en particular frente a China e India, y en relación con la innovación”, indica el experto de Atradius.
Malafosse coincide con esta perspectiva, y resalta que los más afectados podrían ser los laboratorios menores. “Las empresas europeas, sobre todo las más pequeñas que aún no son multinacionales, tienen que lidiar con un mercado europeo que no es tan atractivo como el de otras zonas geográficas como Estados Unidos. Tras la aprobación de un medicamento, las negociaciones sobre precios y reembolsos se llevan a cabo país por país y pueden durar entre varios meses y un año, lo que retrasa el lanzamiento oficial. Además, los precios son mucho más bajos en Europa que en Estados Unidos”, indica el experto a CincoDías.
Malafosse añade que, en general, una biotecnología que “solo venda en Europa” tiene un potencial de ventas y un perfil de rentabilidad muy inferiores a los de una biotecnología similar que opere en Estados Unidos. “Esta diferencia de atractivo se ve amplificada por un menor acceso a la financiación en Europa. Hay muchos menos inversores especializados en el sector sanitario, ya sea en capital riesgo o en mercados cotizados, capaces de apoyar el desarrollo de esas empresas innovadoras en Europa en comparación con Estados Unidos”, asegura el experto de EdRAM.
Finalmente, cabe mencionar que el papel cada vez más relevante de los gigante asiáticos en esta industria es un riesgo innegable para las empresas europeas. De hecho, Atradius prevé que la producción farmacéutica china crezca un 4,2% en 2025 y un 4,6% en 2026, incluso con los posibles aranceles de Trump. “El Gobierno apoya firmemente la inversión y la I+D para abandonar la producción de genéricos y centrarse en medicamentos de alta calidad e innovaciones biofarmacéuticas. La demanda interna se verá impulsada por una creciente clase media que puede permitirse medicamentos de alto valor añadido. Al mismo tiempo, el envejecimiento de la población impulsará la demanda de medicamentos para enfermedades crónicas”, indica Christian Bürger.
Desde la consultora, también anticipan que la producción farmacéutica de la India crecerá un 5,9% en 2025 y un 9,6% en 2026. “La mayoría de las empresas cuentan con balances sólidos y buen acceso a financiación bancaria. El Gobierno ha introducido una Política Farmacéutica Nacional cuyo objetivo es reducir los costes de los medicamentos y disminuir la dependencia de las importaciones de principios activos farmacéuticos chinos. Sumado al crecimiento de la población y el ascenso de la clase media, esto podría impulsar el camino de la India para convertirse en uno de los mayores fabricantes de productos farmacéuticos del mundo durante la próxima década. Sin embargo, los problemas con los estándares de calidad y los incidentes de presunta contaminación de medicamentos siguen siendo riesgos a la baja”, apuntan los expertos de Atradius en un informe reciente.
Para evitar perder la competitividad, tanto el informe Draghi como los expertos consultados coinciden en que la Unión Europea tiene que apostar por la innovación. Para esto, una de las principales medidas que se necesitan es facilitar el financiamiento público, pero también la inversión privada en I+D.
“Actualmente, veo oportunidades en todo el sector, especialmente en las empresas biofarmacéuticas que trabajan en áreas como las enfermedades cardiometabólicas, la inmunología y el cáncer. Hoy en día, una proporción cada vez mayor de nuevos medicamentos proviene de empresas más pequeñas, lo que hace que los valores biotecnológicos sean una parte importante de una cartera sanitaria diversificada”, asegura Rebecca Sykes, CFA, analista de industria global, Wellington Management.
En abril, los representantes del sector pidieron a la Comisión Europea una simplificación de los procedimientos para los ensayos clínicos y la digitalización del sistema sanitario europeo, así como una mayor protección de la propiedad intelectual.
Asimismo, instaron al Ejecutivo comunitario a acelerar las próximas iniciativas, en particular la Ley de Biotecnología de la Unión Europea y las estrategias de bioeconomía y ciencias de la vida, para “fortalecer la posición de la Unión Europea como líder mundial en biotecnología y biofabricación”. Respecto al actual contexto, los representantes del sector piden una solución negociada para los aranceles de Washington, y piden reducir las barreras no arancelarias de forma “mutuamente beneficiosa”.
Fuente: Cinco Días