El Informe Anual 2024 del Sistema Nacional de Salud (SNS) ofrece una imagen de avance importante acelerado de la digitalización sanitaria. La fotografía global es la de un SNS en pleno proceso de transformación, sostenido en pilares tecnológicos pero sometido a una presión creciente derivada de la demanda asistencial.
La Estrategia de Salud Digital 2021-2026 continúa siendo la hoja de ruta de esta transformación y en 2024 ha mostrado resultados especialmente visibles. Entre sus ejes se encuentran capacitar al ciudadano, mejorar procesos, crear un Espacio Nacional de Datos de Salud e impulsar la medicina denominada ‘5P’: poblacional, preventiva, predictiva, personalizada y participativa.
Los datos de uso de los principales servicios digitales confirman que el sistema avanza con solidez hacia ese modelo. En 2024 se realizaron 1.335.741 consultas a informes de la Historia Clínica Digital, lo que supone un incremento del 60% respecto al año anterior. Además de expresar un salto cuantitativo, esta cifra revela un fortalecimiento progresivo de la interoperabilidad: la información clínica acompaña cada vez más al ciudadano, con independencia de la comunidad autónoma en la que se encuentre.
También la receta electrónica interoperable registra un avance significativo. A lo largo de 2024 se dispensaron más de 17,4 millones de envases mediante este sistema. En total, 2,4 millones de ciudadanos distintos utilizaron servicios vinculados a la interoperabilidad de la receta, un crecimiento del 6,2% respecto a 2023. Con ello, la receta electrónica se consolida como un estándar de funcionamiento para la mayoría de los pacientes.
En paralelo, el sistema ‘Mi Salud@UE’ abrió la puerta a una interoperabilidad europea real, al facilitar tanto la dispensación de recetas electrónicas en otros países de la Unión Europea como el acceso al resumen clínico del paciente en el contexto transfronterizo. Este avance tiene especial relevancia para garantizar continuidad asistencial en desplazamientos temporales o movilidad laboral.
Los progresos en salud digital están modificando, de forma silenciosa pero profunda, la estructura del propio SNS, gracias a una mayor normalización y coordinación técnica entre comunidades autónomas y a una creciente capacidad de integrar información procedente de distintos ámbitos asistenciales. La tendencia apunta a un ecosistema de datos clínicos más accesible y unificado, con potencial para mejorar la eficiencia del sistema y la calidad asistencial.
Si la digitalización representa el cambio estructural, la prestación farmacéutica es el ámbito donde la transformación del SNS se vuelve más tangible para el ciudadano. En 2024, el gasto farmacéutico público a través de recetas ascendió a 13.865 millones de euros, consolidando un incremento sostenido respecto al ejercicio anterior.
El volumen de consumo también se refleja en la facturación de 1.200 millones de envases, lo que supone un aumento del 4,9% en gasto respecto a 2023. Este ritmo de crecimiento confirma el papel central de la terapia farmacológica en la atención sanitaria actual.
Los analgésicos (N02) se situaron como el grupo más consumido en número de envases, con un 12,3% del total, reflejo de su papel estructural en la atención primaria y en el manejo del dolor crónico y agudo. Por importe, destacan los fármacos para la diabetes (A10), que representan el 15,9% del gasto total, un indicador estrechamente vinculado al aumento de prevalencia de enfermedades metabólicas y al uso de tratamientos de última generación.
Los medicamentos genéricos continúan siendo un pilar clave para la sostenibilidad: representan el 47,4% de los envases dispensados, aunque en términos de importe su peso se reduce al 24,5% del total facturado, debido a su menor precio. Aun así, su aportación resulta decisiva para contener la factura farmacéutica.
En el ámbito hospitalario, el consumo está claramente concentrado en antineoplásicos e inmunosupresores (L01 y L04), que suman más del 50% del consumo farmacéutico total de los hospitales públicos. Este dato subraya la relevancia creciente de los medicamentos de alto impacto económico.
En conjunto, la prestación farmacéutica de 2024 combina un incremento en la demanda con una mayor sofisticación terapéutica, que exige estrategias de gestión avanzadas para garantizar sostenibilidad sin comprometer el acceso a tratamientos innovadores.
La tercera pieza de relevancia de la radiografía del SNS es el gasto sanitario. El informe muestra que el gasto total se situó en 134.023 millones de euros, aunque el dato hace referencia al último ejercicio consolidado disponible, 2022. La financiación pública representó el 74,1% del total, con 99.347 millones, mientras que el gasto privado ascendió a 34.676 millones, equivalente al 25,9%. En conjunto, el gasto sanitario supone alrededor de un 10% del PIB.
El gasto público por habitante alcanzó los 2.079 euros, con un crecimiento acumulado del 28,4% desde 2018, equivalente a una tasa media anual del 6,4%. Este aumento refleja tanto la presión asistencial asociada a envejecimiento, cronicidad y complejidad clínica, como la necesidad de sostener estructuras tecnológicas y organizativas más avanzadas.
La remuneración del personal absorbe el 45,8% del gasto de las comunidades autónomas, lo que confirma su papel como eje vertebral del sistema. Por su parte, los servicios hospitalarios y especializados concentran el 62,9% del gasto sanitario gestionado por las comunidades autónomas, una distribución que muestra el peso creciente de la alta complejidad y la atención especializada.
El gasto de bolsillo medio por persona se situó en 497,2 euros, tras un incremento del 22,4% en el quinquenio 2018–2022. Además, un 9,5% de la población destinó más del 10% del total de gastos del hogar a coste sanitario directo, un indicador relevante de presión económica en ciertos hogares.
El informe constata que una amplia mayoría de la ciudadanía percibe su salud en términos positivos. En 2023, el 74% de la población considera su estado de salud como bueno o muy bueno, con diferencias entre hombres (78,0%) y mujeres (70,2%). La percepción de buena salud es mayor entre personas con nivel educativo superior (82,9%) frente a quienes tienen niveles educativos más bajos (69,7%).
Se observa también una recuperación de los indicadores afectados por la pandemia. La esperanza de vida al nacer se sitúa en 83,8 años (86,3 en mujeres y 81,1 en hombres), superando los niveles prepandemia. España mantiene así la esperanza de vida más alta de la Unión Europea, con 2,5 años más que la media comunitaria.
El informe destaca avances en las medidas preventivas. La cobertura de vacunación antigripal en personas de 65 y más años alcanzó el 67% en la campaña 2023/24, lo que supone un aumento del 23,4% respecto a campañas anteriores a la pandemia.
Asimismo, la cobertura de primovacunación infantil se mantiene por encima del 95% para todas las vacunas del calendario sistemático, superando el 98% en el caso de la poliomielitis, difteria-tétanos-tos ferina (DTPa), Hib, hepatitis B, meningococo C y neumococo.
Las enfermedades cardiovasculares y los tumores malignos siguen siendo las principales causas de mortalidad, si bien mantienen una tendencia descendente. En el caso de los tumores, la tasa de mortalidad ajustada por edad descendió un 12% entre 2013 y 2023, siendo el descenso mayor en hombres que en mujeres.
Por su parte, la cardiopatía isquémica y la enfermedad cerebrovascular muestran reducciones del 30,1% y 29,4%, respectivamente, en la misma década. El informe también subraya que la mortalidad por suicidio es más elevada en hombres y presenta su mayor tasa en el grupo de edad de 85 y más años.
El SNS atendió más de 241 millones de consultas médicas y 143 millones de consultas de enfermería en atención primaria, de las cuales el 29,5% y 11,2%, respectivamente, fueron realizadas por teleconsulta.
En los hospitales públicos se realizaron 90 millones de consultas médicas y 3,7 millones de intervenciones quirúrgicas, siendo ambulatorias casi la mitad (49,6%). El sistema cuenta con 117.233 camas en funcionamiento y 21.102 puestos de hospital de día.
En la red asistencial del SNS trabajan 786.747 profesionales. De ellos, 176.918 son médicos y 227.098 son profesionales de enfermería. Las plantillas han crecido especialmente en hospitales y servicios de urgencias desde la pandemia.
Para el periodo 2024/2025 se han convocado 11.943 plazas de Formación Sanitaria Especializada, lo que representa un aumento del 5% respecto a la convocatoria anterior.
El 55% de la población considera que el SNS funciona bien o bastante bien. La valoración global es de 6,28 puntos sobre 10, algo inferior al nivel registrado antes de la pandemia (6,74 en 2019). Los servicios de urgencias 061/112 y la hospitalización son los mejor valorados, con 7,4 y 7,2 puntos, respectivamente. La atención primaria recibe una puntuación de 6,29 y la consulta hospitalaria, 5,87.
Uno de los retos destacados es la coordinación entre niveles asistenciales. Un 45,1% de la ciudadanía percibe como buena la coordinación entre atención primaria y hospitalaria, mientras que el 19,5% la considera deficiente.
Las listas de espera siguen siendo una barrera percibida por la ciudadanía. El 22,3% de los pacientes de atención primaria fueron atendidos en el mismo día o al siguiente tras pedir cita. No obstante, el 70% esperó una media de 8,7 días.
En el ámbito hospitalario, la espera media para una primera consulta fue de 105 días y de 126 días para una intervención quirúrgica programada, cifras similares a las de los años previos.
Fuente: Diario Farma
