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19/06/2025

DÉFICIT DE MÉDICOS: UN PROBLEMA EUROPEO, CON DIVERSAS CAUSAS Y ABORDAJE MULTIFACTORIAL

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Diariofarma ha celebrado la quinta conferencia dentro del ciclo “Diez temas que marcarán el futuro de la sanidad” que se está desarrollando con motivo de los 10 años de Diariofarma y, en esta ocasión ha contado con Tomás Zapata, jefe de la Unidad de Health Workforce and Service Delivery de la OMS para abordar la ‘Gestión y desarrollo de los profesionales’


 

Europa atraviesa una crisis profunda en materia de profesionales sanitarios. No solo por falta de médicos o enfermeras en términos absolutos, sino porque los factores que limitan su disponibilidad real y su permanencia en el sistema están superando cualquier capacidad de respuesta cortoplacista. La advertencia vino de la mano de Tomás Zapata, jefe de la Unidad de Health Workforce and Service Delivery de la Organización Mundial de la Salud en Europa, durante su exposición en el coloquio ‘Gestión y desarrollo de los profesionales’, organizado por Diariofarma dentro del ciclo “Diez temas que marcarán el futuro de la sanidad”. Zapata instó a mirar más allá de la producción de profesionales y a reformar desde la raíz los modelos de planificación, organización y condiciones laborales, con el objetivo de fidelizar, así como actuar sobre la demanda de servicios sanitarios, si se quiere garantizar la sostenibilidad del sistema a medio y largo plazo.

El acto, celebrado en el marco del décimo aniversario de Diariofarma, fue introducido por su director, José María López Alemany, quien enmarcó la sesión dentro de un ciclo que ha reunido a figuras de primer nivel como Andrés CervantesAlan MilburnMary Harney o Marco Greco. En esta ocasión, el foco se situó en la gestión y el desarrollo de los profesionales sanitarios, un asunto de plena actualidad que atraviesa todos los niveles del sistema. López Alemany agradeció especialmente el respaldo de las compañías que han hecho posible este coloquio (AbbVieAmgenCinfaDaiichi SankyoGileadNovartisPfizerSanofi y Takeda), y destacó el compromiso compartido de promover espacios de reflexión rigurosa, innovación en la gestión y análisis estratégico.

La sesión fue moderada por el Secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla; y contó con la participación de la presidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), Remedios Martín y el subdirector general de formación del Servicio Andaluz de Salud, Fernando Martín, quienes realizaron las réplicas a la conferencia ofrecida por Tomás Zapata.

Javier Padilla tomó la palabra para introducir al ponente principal y enmarcar el debate desde una doble perspectiva. Por un lado, la urgencia del presente y por otro, la responsabilidad sobre el futuro. Explicó que las políticas de personal sanitario no pueden entenderse con lógica inmediata, ya que sus resultados son fruto de decisiones tomadas una década atrás, y sus efectos se proyectan sobre los que vendrán dentro de otra. Esta visión intergeneracional obliga a asumir que muchas de las medidas actuales no serán evaluables a corto plazo, lo que exige una madurez política que trascienda legislaturas y consensos de partido.

 

Una crisis global que exige perspectiva generacional

Padilla cuestionó además los marcos habituales del debate público, como la pregunta de si faltan o no médicos, que tiende a respuestas simplistas. Propuso reformular el enfoque, en el sentido de abordar cómo es posible que en el momento con más profesionales en plantilla en la historia del sistema sanitario se esté produciendo una crisis global de disponibilidad, de motivación y de permanencia.

“Aquí es donde tenemos que responder y no podemos hacerlo solamente desde el ámbito de la oferta médica. No basta simplemente con activar la máquina de crear médicos, sino que hace falta ir mucho más allá”, además de evitar crear desempleo médico, aseguró Padilla. 

El secretario de Estado señaló que limitar la respuesta al ámbito cuantitativo es insuficiente y que, si bien se han incrementado los esfuerzos formativos, no se ha abordado con la misma intensidad el rediseño de funciones, la reorganización de tareas o la creación de nuevas figuras profesionales. También alertó contra los discursos de “solucionismo tecnológico”, que plantean la inteligencia artificial como respuesta inmediata a todos los desafíos, y defendió una visión contextualizada de la innovación. En este sentido, aseveró que “dentro de diez años un paciente en una consulta verá al otro lado de la mesa a otra persona”. 

Padilla defendió tres líneas de trabajo que deben articular cualquier estrategia futura en materia de personal: la incorporación de nuevas figuras y perfiles profesionales, la redefinición de competencias para las que ya existen, especialmente en el ámbito de la enfermería, y la mejora de las condiciones de desempeño para que los profesionales puedan desarrollar todo su potencial sin verse atrapados en dinámicas de precariedad o sobrecarga.

Desde esta perspectiva, presentó a Tomás Zapata como una de las voces más autorizadas en Europa en el ámbito de las políticas de personal sanitario. Médico de familia, con formación postgrado en políticas de salud, actualmente dirige desde Copenhague la unidad responsable de la agenda europea sobre personal y servicios sanitarios, con una intensa actividad técnica y política en toda la región. 

 

Una voz europea para un desafío compartido

La intervención de Tomás Zapata consistió en un análisis exhaustivo, documentado y crítico sobre el origen y la magnitud de la crisis que afecta a los profesionales sanitarios en Europa. A partir del informe “Health and Care Workforce in Europe. Time to Act”, elaborado por la OMS Europa, expuso con claridad que no se trata de un problema de escasez absoluta, sino de un fenómeno más complejo. Los países tienen más profesionales sanitarios que nunca, pero estos están sometidos a presiones que reducen su disponibilidad, provocan su salida del sistema o limitan su capacidad de respuesta. Esta crisis del personal sanitario, “no solo es una cuestión de España, sino que afecta a nivel Europeo”. 

Zapata, que expuso diferentes estadísticas que comparaban distintos indicadores profesionales en una amplia serie de países europeos, identificó cinco grandes factores que explican este fenómeno. El primero es el envejecimiento de las plantillas, un 30% de los médicos europeos tiene más de 55 años y en trece países ese porcentaje supera el 40%. España no es ajena a esta tendencia, con un 31% de médicos mayores de 55 años y un 60% de los médicos de familia por encima de los 50, lo que anticipa la necesidad de un relevo generacional masivo. Además, alertó de la necesidad de actuar ya también sobre la profesión enfermera, “mucho más joven”, para evitar que ocurra lo mismo que con los médicos. 

En segundo factor, hizo referencia al deterioro de la salud mental y el bienestar emocional, agravado desde la pandemia. Como tercer elemento señaló la migración de profesionales y, explicó que, aunque se suele percibir a España como país emisor, en realidad es uno de los principales receptores netos de médicos formados en el extranjero, lo que obliga a “matizar el relato de la fuga de talento” y centrarse en las condiciones que propician su llegada o su permanencia. “Es necesario focalizarse en cómo mejorar las condiciones de trabajo en España”, señaló. 

A estos factores se suma el auge del trabajo a tiempo parcial, motivado por la búsqueda de mayor equilibrio entre vida personal y laboral, especialmente en las nuevas generaciones, y que obliga a reforzar las plantillas para cubrir los mismos servicios con menos horas efectivas. 

Finalmente, el incremento de las salidas voluntarias del sistema, muchas de ellas invisibilizadas, constituye un problema crítico. La pérdida de un profesional no es sólo una cuestión numérica, supone la desaparición de años de experiencia, formación y vínculo con el sistema.

A este respecto, Zapata subrayó también el impacto del cambio cultural, las nuevas generaciones valoran la flexibilidad, el propósito y el equilibrio personal, por lo que resulta cada vez más difícil atraerlas al sector si no se modernizan las condiciones de trabajo y las trayectorias profesionales. Esto se ha agravado en los últimos años con la feminización del sector ya que las mujeres valoran otros aspectos profesionales distintos de los hombres “adictos al trabajo”.

En el caso español, el experto de la OMS destacó el contraste entre la buena posición en densidad de médicos, donde está por encima de la media europea, excepto en Atención Primaria, y la situación más delicada en el ámbito de la enfermería, donde el número de profesionales por habitante sigue estando por debajo. También alertó sobre la temporalidad en el ámbito de la atención primaria, que hasta hace poco alcanzaba niveles del 35 al 40%, y sobre las jornadas laborales excesivas, especialmente entre los médicos residentes, donde un 80% supera las 48 horas semanales que marca la directiva europea. Las guardias de 24 horas fueron señaladas como un problema de salud pública, tanto para los profesionales como para la seguridad de los pacientes, y como una práctica que en muchos países europeos ya se ha abandonado.

Frente a la disponibilidad de tiempo de profesionales, la situación se agrava con el incremento de la demanda asistencial. Todos los países de la región, independientemente de su nivel de renta o modelo sanitario, presentan tensiones similares. El envejecimiento poblacional, el aumento de la carga de enfermedad crónica y los problemas de salud mental están disparando la demanda de servicios sanitarios a un ritmo más rápido que la capacidad del sistema para absorberla.

El primero de los problemas, apuntó este experto, es la demografía. El año pasado, por primera vez, el número de personas mayores de 65 años superó al de menores de 15. “Esta brecha se irá abriendo cada vez más”, destacó. Además, el 50% de los mayores de 45 años tiene al menos dos enfermedades crónicas, lo que multiplica la complejidad de la atención y obliga a repensar la organización asistencial. 

 

Cinco claves para transformar el modelo 

Frente a este panorama, Zapata presentó el plan de acción aprobado por los 53 Estados miembros de la Región Europea de la OMS en la Declaración de Bucarest, basado en cinco ejes estratégicos. En primer lugar, invertir de forma estructural en el personal sanitario, no solo en su número, sino en las condiciones que permiten su desarrollo. En segundo lugar, modernizar la formación y promover el aprendizaje continuo, incorporando competencias en salud digital, trabajo en equipo y flexibilidad profesional. En tercer lugar, fidelizar el talento, con medidas concretas para mejorar el entorno laboral, reducir la temporalidad, garantizar la estabilidad contractual, promover el bienestar y combatir de forma activa la violencia contra los profesionales. En cuarto lugar, optimizar el rendimiento del sistema mediante equipos multidisciplinares, reorganización de servicios y uso adecuado de la tecnología, siempre como complemento, nunca como sustitución del vínculo humano. Y, por último, planificar con rigor y visión de futuro, fortaleciendo los sistemas de información y anticipando los retos a 10 o 15 años vista.

Según Zapata, la transformación del modelo no puede hacerse desde la inercia ni con soluciones simplistas. Requiere planificación estratégica, visión compartida y una implicación activa de todos los niveles del sistema. En este sentido, destacó que España cuenta hoy con una oportunidad histórica para consolidar esta agenda, a través del nuevo Estatuto Marco y de iniciativas de diálogo social que permitan redefinir el papel del profesional sanitario en un sistema que debe ser más humano, más sostenible y más resiliente.

Tras la intervención principal de Zapata, Javier Padilla volvió a tomar la palabra para reforzar algunas ideas clave desde su doble posición como responsable político y médico de familia. Destacó que las cuestiones abordadas por la OMS Europa no podían ser vistas como ajenas a la realidad española, especialmente cuando se trata de elementos como la salud mental profesional, la sobrecarga laboral y el deterioro del vínculo asistencial. Subrayó que existe una enorme distancia entre lo que se está planteando como horizonte deseable y lo que se vive en el día a día, y que esa brecha genera frustración tanto en los profesionales como en los responsables públicos que intentan avanzar en reformas estructurales.

 

Longitudinalidad: recuperar el vínculo como base del sistema

En su réplica, Padilla insistió en que la sostenibilidad del sistema pasa por incorporar la longitudinalidad como principio organizativo. Con este término se refería a la necesidad de que los pacientes sean atendidos, a lo largo del tiempo, por los mismos profesionales o equipos, generando así un vínculo clínico duradero, una mayor comprensión del contexto vital del paciente y mejores resultados en salud. 

Padilla también apuntó a la reorganización de los cuidados, que debe devolver a los profesionales el tiempo necesario para ejercer su tarea con sentido y continuidad. “Si activamos la máquina de producir profesionales sin tener en cuenta cuáles son las prospecciones podríamos estar generando paro sanitario”.

Concluyó su intervención reclamando una mayor valentía institucional para asumir cambios que, aunque impopulares en lo inmediato, son indispensables para garantizar que el sistema sanitario siga siendo una herramienta de equidad, cohesión social y cuidado digno en una sociedad cada vez más envejecida y vulnerable. 

Tomás Zapata acogió con pleno acuerdo los planteamientos de Javier Padilla y valoró especialmente que desde la política pública se reconozca el papel esencial de la longitudinalidad como elemento estructural del sistema sanitario. Reafirmó que esta no es un atributo secundario o deseable, sino un componente nuclear de los sistemas centrados en la persona, con evidencia sólida sobre su impacto positivo en la salud de los pacientes, en la prevención de ingresos evitables, en la eficiencia del sistema y en la reducción del desgaste profesional.

 

Reformular la atención primaria desde el terreno 

Remedios Martín introdujo su intervención con una afirmación categórica. No se trata de seguir diagnosticando el problema, sino de tomar decisiones. Con conocimiento directo de la situación asistencial, denunció que en atención primaria se trabaja cada día con una media de entre cuarenta y cincuenta pacientes, sin tiempo para la calidad, la reflexión ni la coordinación. Expuso que el modelo actual no solo es ineficiente, sino profundamente desmotivador para los profesionales, que ven cómo se les exige una dedicación intensa sin contar con los recursos ni la consideración institucional necesaria.

La presidenta de SemFYC pidió valentía política para afrontar la reorganización real del sistema, empezando por una redefinición de competencias que no puede seguir esperando. “Hemos trabajado mucho en el nuevo modelo y abogamos por un nuevo modelo organizativo y de gestión, es necesario que la atención primaria cuente con sus propias unidades de gestión”, aseveró. 

“Hay que conseguir que todos los profesionales trabajen al máximo sus competencias, las enfermeras nuestras grandes aliadas, también tienen que trabajar al máximo sus competencias, evolucionando un poco más”, señaló. En este contexto, hizo referencia a la figura de los “administrativos de salud”, figura profesional que podría gestionar demandas y resolverlas, ya que, “los médicos necesitamos tiempo de médicos”. 

Reclamó hablar de equipos interdisciplinares y para ello se deben estructurar agendas conjuntas y subrayó que, aunque se han hecho avances en la formación y en el discurso técnico, no se ha consolidado una voluntad firme de cambiar las reglas de juego. 

Alertó además sobre el impacto generacional. El modelo actual no resulta atractivo para los jóvenes médicos, muchos de los cuales eligen otras salidas profesionales o directamente abandonan el sistema público. En este contexto, Remedios Martín aseguró que “es necesario mejorar la primaria, volver a enamorar a nuestros jóvenes para que se queden en el hospital, en primaria, en investigación y para ello será necesario ofrecerles contratos realmente versátiles”. 

Tomás Zapata respondió con cercanía y coincidencia de fondo. Reconoció que no se puede seguir construyendo discursos estratégicos desde la distancia, sin asumir el desgaste real que sufren los profesionales en su día a día. Afirmó que el primer nivel asistencial debe dejar de ser el nivel al que se mira solo en los discursos para convertirse en el eje real de la organización del sistema. Coincidió en que no basta con una reforma normativa. Hace falta voluntad política sostenida, financiación finalista y un cambio cultural profundo que devuelva a los profesionales sanitarios, especialmente los de atención primaria, el control sobre su tiempo y sobre su capacidad de intervención.

 

Formar para realidades, no para estructuras del pasado

Por su parte, Fernando Martín intervino para subrayar la necesidad de repensar en profundidad el modelo formativo. Según dijo, “la formación es una de las palancas de cambio, los profesionales sanitarios tienen que estar actualizados”. En concreto, el Servicio Andaluz de Salud ha llegado a formar hasta 500.000 profesionales, acciones formativas que se han podido llevar a cabo gracias a la tecnología. 

Destacó que, si bien el sistema de formación sanitaria especializada ha demostrado ser robusto y eficaz, no se adapta con suficiente agilidad a los cambios del entorno sanitario. En este sentido, señaló que una fragmentación excesiva entre los ámbitos asistencial, académico y gestor, impide una planificación coherente y coordinada. Afirmó que es urgente revisar no sólo cuántos profesionales se forman, sino con qué perfil competencial, con qué capacidades digitales y en qué entornos clínicos reales se entrenan.

Fernando Martín planteó también la necesidad de que los servicios de salud lideren la agenda formativa desde una visión más próxima al terreno, integrando las necesidades reales del sistema en el diseño de la oferta formativa. Asimismo, hizo referencia a la formación de los mandos intermedios. Y en este sentido, señaló que existe un problema respecto a cómo detectar ese talento, la selección de los mismos, y cómo retener a estos profesionales. Ya que “gestionar un equipo y trabajar con personas es realmente complejo, y esta formación no se imparte en ninguna facultad”, destacó. 

Asimismo, señaló la importancia de la tecnología, “no sólo por la cualificación necesaria sino porque con su aplicación se adoptarán mejores decisiones, tanto en relación a los equipos de trabajo como en la adopción de ajustes en los puestos”.

A su juicio, el modelo actual a menudo forma profesionales para estructuras que ya no existen, y que urge una conexión más fluida entre los procesos de formación y los de planificación de recursos humanos. Además, reivindicó un mayor reconocimiento de la función tutorial, clave para garantizar la calidad formativa.

Zapata recogió esta intervención con énfasis en el papel central de la formación como herramienta transformadora. No obstante, alertó que el Ministerio aprobó una normativa respecto a la formación de los profesionales, pero la implementación fue desigual a nivel autonómico. Existen muchísimas iniciativas interesantes y que podrían ser aplicadas. No obstante, uno de los grandes defectos es no evaluar las acciones que se implementan. 

Reivindicó la necesidad de programas formativos que incorporen competencias en salud digital, atención comunitaria, trabajo en equipo y salud mental. Coincidió en que la desconexión entre formación y planificación es uno de los fallos sistémicos más persistentes, y subrayó que la propia OMS Europa está promoviendo un marco de acción para alinear la formación con las necesidades de los servicios de salud. 

El coloquio concluyó con un espacio de participación abierto al público asistente, en el que se formularon preguntas y reflexiones por parte de profesionales sanitarios, gestores y representantes institucionales. Este tramo final permitió profundizar en las inquietudes concretas que genera la crisis de los recursos humanos en salud y reforzó la idea de que la solución pasa necesariamente por una acción coordinada y estructural, no por intervenciones parciales o medidas aisladas.

 

 

Fuente: Diario Farma 

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