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03/09/2016

Estrés postvacacional

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La simple idea de escribir sobre la posibilidad de que alguien en su sano juicio tenga estrés postvacacional, me inquieta.  Basta con mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que sentirse mal por volver a un trabajo, a estas alturas del negocio, tendría que estar recogido y castigado en el Código Penal y que poco o nada tiene que ver con el significado real de término estrés.

Como concepto, el estrés es un estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal que suele provocar trastornos físicos y mentales. Según esta definición el postvacacional  estaría ligado a “Llevo treinta días observando el desarrollo de las berzas, ahora toca volver al tajo y esto me causa una desazón interna del copón” Pretender igualar este concepto con una patología seria y de consecuencias, en ocasiones, dramáticas me parece frívolo e inadecuado

Todos los años el mismo cuento. Un reportero de televisión  pregunta en plena playa de Alicante, a señoras y señores tumbados en la arena y comiéndose un helado, si sienten estrés ante la idea de finalizar sus vacaciones y si les va a costar volver a su actividad diaria, que para el caso es lo mismo que preguntarle al personal, a la salida de un restaurante, si les ha causado estrés dejar de mover la mandíbula y aliviarse el gaznate, o a  París Hilton si está estresada cuando termina de hacer sus compras. Todos, salvo una honrosa excepción, dijeron que si, que estaban jodidos por tener que regresar a su cruel vida laboral, por tener que poner un despertador a las seis de la mañana y volver a su retorcido empleo con su torticero jefe y los lurpios y lurpias de sus compañeros. Imagino este mismo reportaje en la cola del paro, preguntando, a millones de personas y miles de compañeros,  si están estresados, pero ya se sabe que es más interesante conocer cómo te sientes por dejar de tomar el sol y de rascarte los cilindros, que el grado de estrés real que puedas llegar a tener al pensar que el banco se puede quedar con tu casa o que no tengas nada que llevar a la boca de tus hijos. 

A esto hay que sumarle la brillante idea de la agencia alicantina "Imaginarte" que ha creado el complemento de bolas (pelotas, collóns, testículos o como cada uno decida llamarlas) de silicona para que sus empleados pasen de "tocarse las pelotas" en verano a "dejarse las pelotas" en el trabajoAsí titulaban la noticia "NiceBalls, diseñadas para superar la depresión postvacacional" (el término estrés al parecer se les  ha quedado corto y ahora ya es depresión, palabras mayores) y el desarrollo era el siguiente "Imaginarte es una agencia de comunicación que cada año elabora imaginativos planes para superar la vuelta al trabajo tras las vacaciones de verano. Desde caracterizarse como los actores de la serie Mad Men hasta enviar a su director a un asador de pollos durante el primer día de vuelta al trabajo. En esta ocasión han decidido diseñar y fabricar las  NiceBalls, que definen como un "complemento protésico, pendulante y capaz de adherirse a la mesa de trabajo de una manera sencilla". De esta manera, el "estresado empleado", tras colocar estas "bolas de silicona" debajo de la mesa, puede tocarlas discretamente mientras trabaja. Con lo cual, consigue una pequeña sensación de alivio y relajación que le permite volver a centrarse en su faena y olvidar unas vacaciones tan recientes como agotadas"   Una depresión curada a base de tocarse los "cataplines". 

Sigo pensando que hay que tener mucho cuidado con los términos y los conceptos. Depresión, estrés y tontuna no son sinónimos                                                                        

NiceBalls, producto anti-estrés diseñado por Imaginarte

NiceBalls, producto anti-estrés diseñado por Imaginarte 

A los seres humanos se nos está yendo esto de las manos, no solo por este concepto tan rarito del estrés postvacacional, sino por todo en general. Nos quejamos por sandeces y solemos dejar lo importante aparcado en doble fila para ver si se lo lleva la grúa. Tarde o temprano acabaremos todos como el pito del sereno (que pita pero no es ameno)

Imagino que el iluminado que lanzó el concepto de estrés postvacacional lo hizo no como patología sino para justificar la mala leche que nos entra al saber cómo se vive sin dar un palo al agua con ingreso mensual en la cuenta, extra incluida, y tener que volver al tajo, pero lo hemos pillado rápido y a fecha de hoy es posible añadir algún día más a las vacaciones por fatiga muscular o por dolor insoportable en las meninges. Mis abuelos, como muchos otros abuelos, trabajaban día y noche, con pocos medios y muchas ganas, para poder dar de comer a unas cuantas bocas. Lo cierto es que no existía la televisión, las playas masificadas, los chiringuitos, los guiris ni la visa y eso, quieras o no, les ayudaba a estar centrados en las cosas importantes. No había concepto, ni argumento, ni pelotas que tocarse porque no había ni vacaciones ni, como es lógico, estrés postvacacional

Siempre habrá quien diga que aquellos eran otros tiempos, que llevaban una vida más sana para la mente y el cuerpo, seudocientíficos que añadan que al mantener un adecuado ritmo vigilia sueño reducían considerablemente el nivel de afectación emocional y que por lo tanto la situación del personal era más apacible, o alguien que alegue que la vida actual genera un estrés adicional porque somos más competitivos, más agresivos y menos pacientes. Pues igual no les falta razón, porque al parecer estamos ante un macro problemón que llena las consultas de los psicólogos y en ocasiones hasta la de los psiquiatras (chollo metafísico para las consultas privadas). Pero un problemón nuestro, de los individuos que poblamos el hemisferio norte (y no todo), porque a la mayoría de los habitantes de países del hemisferio sur, que aún no se han enterado de que existe el postvacacional, el estrés les viene por otros causas menos peregrinas y más racionales.

Puedo entender que el mero hecho de volver a ver a la aberración de tu jefe, que los hay, a una jornada con más horas de las que el cuerpo aguanta, o a recibir un salario que apenas da para comer, te ponga en alerta y genere tensión,  pero en todo caso serán las hijoputeces del  jefe,  no ver a la familia o no saber cómo llegar a fin de mes, las que te provoca desazón, pero desazón no es igual a estrés

El estrés es una cosa seria, una patología que puede acarrear consecuencia muy desagradables con lo que no debemos jugar ni verbalmente, por eso, si lo que realmente te produce estrés es  volver al trabajo, apártate a un lado, pide la baja, cómprate unas NiceBalls para tocártelas en casa y deja que otros disfruten de tu vida laboral extremadamente compleja e inquietante.

 

J.Sánchez

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